De Todo un poco...
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Mensaje por Machucarules Sáb 8 Mayo - 21:41

Samuel Morales miraba por encima de las personas que se encontraban a las afueras del teatro antiguo, estaba buscando a una en especial. Acababa de verlo actuar y, aunque no era la primera vez que lo veía hacerlo, sentía una profunda necesidad por mirarlo de nuevo; se veía tan elegante en el escenario, moviéndose con gracia, haciendo gestos que no le pertenecían como si fuesen tan comunes en él, estando en los zapatos de otro le parecía maravilloso, pero no tanto como verlo siendo él mismo, con su propia voz, sus movimientos personales y sus encantadores gestos que jamás se cansaría de ver. Entonces lo encontró, su boina anaranjada resaltaba sobre las cabezas de los otros; Samuel se le acercó rápidamente, pero Sebastián Sena no estaba solo.
Sebastián: ¡Ese tipo no sabe nada de nada! ¡No puedo creer que te haya preferido a ti! ¡La obra será una mierda!
Luisana: Yo no pienso eso, Saúl-kun lo hizo muy bien.
Omar: sí, es cierto.
Sebastián: ¿Mejor que yo? D:
Luisana: Bueno… eso no lo sé :/
Saúl: Pues si el director del taller me escogió a mí es por algo¬¬
Sebastián: Pues claro, porque es un imbécil :B
Saúl: ¡Pues si no te gusta salte del taller y déjanos en paz!
Sebastián: Nah…
Samuel: Hola, escuché por pura casualidad… no es que estuviera espiándolos o algo así :S… que entraron al taller… bueno, de hecho yo ya lo sabía porque también fui a la audición y…
Samuel miró a Sebastián y se dio cuenta que los ojos de éste se habían posado en él, le estaba prestando atención justo en ese momento y tenía que aprovecharla tratando de impresionarlo, quizá de esa manera, Sebastián dejaría de gritarle tanto…
Samuel: …y soy tan genial y tan buen actor que me dieron el papel de James Vane, aunque estoy seguro que si me hubiera visto antes que a Saúl, me habría dado su papel…
Samuel se pasó la mano por su cabello y le sonrió presuntuosamente a Sebastián.
Saúl y Luisana: ._.
Sebastián: Eh… me voy. Individuo, no llegues tarde mañana que seguro el profe no querrá empezar sin ti¬¬. Hasta mañana, Luisana.
Sebastián pasó a un lado de Samuel y éste sólo pudo girarse un poco para oler el aroma que Sebastián desprendía, mientras que el lado izquierdo de su cuerpo, por donde Sebastián había pasado, se adormecía.

Track #04: “Your love”
Samuel: Ni siquiera se despidió de mí…
Saúl y Omar: eh? o.o
Luisana: Pues obvio, te portaste como mi…
Un chico bajito, moreno, de cabello oscuro, delgado y de expresión morbosa se acercó a ellos. Saúl pareció reconocerlo, era el chico que se sentaba con Mario en Artes.
Jaime: Qué onda, Luisana. ¿Dónde está Mario?
Luisana: No sé, creo que Onii-san ya salió del teatro…
Jaime: Bueno, si lo ves dile que lo estoy buscando.
Omar: Se dice por favor, wey¬¬
Jaime: Uy, uy, pues “por favor, wey”
Luisana: Yo no soy ninguna mensajera, así que si Jaime-san quiere decirle algo, es mejor que se lo diga por sí mismo.
Jaime miró a Luisana con desprecio y se dio la vuelta.
Omar: ¿Quién se cree ese cabrón?
Luisana: El tipo más sexy de todo el planeta¬¬… no lo soporto. Onii-san cambió mucho desde que lo conoció.
Saúl trató de imaginar cómo sería Mario antes de conocer a Jaime, pero no lo logró, estaba más concentrado en el pobre de Samuel, quien veía sus tennis con la mirada perdida.
Saúl: ¿Samuel? ¿Te llamas Samuel, verdad?
Samuel: ¿Qué? No, a mí no me gusta nadie D:
Los demás: ._.
Samuel: O-o ¿qué dijiste?
Saúl: Que si eres Samuel
Samuel: Ah sí…
Saúl: ¿Te pasa algo?
Samuel: No nada, ya me tengo que ir, hasta mañana…
Samuel se marchó sin despedirse, Saúl y Omar no sabían muy bien qué era lo que sucedía, pero Luisana lo entendía perfectamente.
Omar: Oye y ¿de dónde sacó tu hermano ese disfraz?
Luisana: Ah, pues porque nuestra Okaasan(madre) es diseñadora y como nos gustaba salir en las obras de la escuela, ella misma nos los hacía. Ese disfraz lo usó Onii-san en una obra de la preparatoria.
Omar: ¿Y él es mayor que tú?
Luisana: Sip, por un año, pero acaba de entrar aquí porque se tomó un año sabático después de la prepa.
Saúl: ¿Nos vamos ya?
Omar: Eh… ¿en que te vas tú, Luisana?
Luisana: En metro.
Omar: ¡Genial! ¡Nosotros también!
Saúl: Ehm, no. Si tomas el metro tienes que ca…
Omar: ¡Cállate y vámonos!^^’
Saúl: Bueno ¬¬’
Omar: Oye y… ¿qué tipo de música te gusta?

A las nueve de la mañana del día siguiente, Saúl iba caminando por los pasillos para llegar a su primera clase de “Textos dramáticos I” cuando vio al profesor Fernando, tenía la mirada en el suelo, parecía estar pensando en algo que lo perturbaba.
Saúl: Buenos días, Profe.
Profe: Eh? ah…buenos días, Saúl.
Saúl: Oiga, ¿dónde está el Teatro Hamlet?
Profe: A espaldas de la facultad, sólo vete hasta atrás y lo verás, no hay pierde.
Saúl: Bueno, nos vemos al rato ahí… disculpe, ¿le pasa algo?
Profe: No, nada, nos vemos.
Saúl: ok…
El profesor se alejó con sus pensamientos y Saúl siguió hasta llegar a su salón, al abrir la puerta encontró a la profesora gorda del día anterior, sentada en el escritorio y observándolo.
Saúl: (Mierda) Puedo pasar?
Cárdenas: De que puede, puede. Mejor debería preguntarse, ¿debo entrar? considerando que tiene ya 7 minutos de retraso, joven Dorian Gray.
Saúl: Me llamo Saúl y llegué tarde porque tuve una clase ahorita y además no sabía dónde estaba el salón.
Cárdenas: Pues ya lo sabe y si sabe que no va a llegar temprano a mi clase por estar en la otra, pues dígale a su profesor que se tiene que salir antes y problema resuelto.
Saúl: Pues podría pero no me parece…
Cárdenas: Aaaah, “no me parece”, veo que ya está comenzando, joven Dorian Gray.
Saúl: Saúl, profesora -.-… comenzando a qué?
La profesora se levantó con mucho esfuerzo de su asiento y dio unos pasos hacia Saúl.
Cárdenas: Pongan atención todos. Miren bien a este jovencito, pronto, él se convertirá en la persona más altanera, arrogante, presuntuosa y cínica que hayan conocido en sus vidas, dará órdenes, gritará cuando esté enojado y querrá que todo se haga como mejor le parezca… pero no lo vayan a culpar, la culpa en realidad es de quién lo volverá así, su Maestro Fernando, por supuesto.
Cárdenas sonrió y volvió a su silla.
Cárdenas: Así que lo que más les conviene es hacerse su amigo, o sino, sufrirán junto a los demás…
Saúl quería decir muchas cosas, aunque en realidad no había entendido del todo cómo era que la profesora dijo aquello con tanta seguridad. Así que mejor optó por tragarse sus palabras, al menos por esa ocasión.
Cárdenas: ¿Qué hace? siéntese, ya nos hizo perder mucho tiempo y nosotros, mucho menos yo, somos como el Maestro que le va a cumplir todos los caprichos que usted tenga, joven Gray.
Saúl apretó los puños, miró a su alrededor y vio un banco libre detrás de Sebastián, quien se burlaba de todo lo que la profesora había dicho.
Cárdenas: ¿Y usted de qué se ríe?
Sebastián: De nada^^
Cárdenas: Quítese ese gorro horrendo de la cabeza, a mi clase no entran con gorras, ni piercings, escotes, cabello teñido de colores extravagantes, shorts, huaraches, bermudas, demasiado maquilladas, etc. Hasta en las colonias más marginadas, los niños van a la escuela con uniforme, ustedes son universitarios y deben verse como tales… y más les vale que no estén ahí jugando con el celular y todos esos aparatitos porque se los quito.
Una chica guardó su iphone haciendo una mueca y otros chavos con gorra hicieron lo mismo. Sebastián puso su boina sobre la paleta del banco y miró a la profesora con desprecio.
Cárdenas: y todo aquel con cabello largo, sea hombre o mujer, debe traerlo recogido… para la otra ya saben. Bueno, les decía que me llamo Eva Cárdenas, soy letrista, graduada en la Facultad de Filosofía y Humanidades de nuestra Universidad. Llevo más de treinta años dando clase, aquí tengo como diecisiete y generalmente soy la guionista de las obras que se producen en el taller de teatro. Ahora hablemos sobre ustedes, la mayoría terminarán siendo cualquier otra cosa menos actores; los peores tendrán pequeñísimos papeles en telenovelas nada exitosas y sólo los mejores llegarán a hacer teatro… pero teatro de verdad, no como las obras de Nena Delgado… y por lo pronto, todos ustedes tienen la posibilidad de participar en telenovelas, porque son una basura.
Todos: ._.
Cárdenas: Si son buenos, podrán absorber todo lo que sus profesores les enseñemos, pero por lo pronto no son más que basura…
Mientras Eva Cárdenas hablaba, Samuel miraba a Sebastián, tenía esa expresión de estar atento a algo sumamente aburrido y así, Samuel se fue sumergiendo en sus recuerdos. Recordó su décimo cumpleaños, la última fiesta de cumpleaños que había tenido. Estaba en el jardín de su casa jugando con otros niños, pero era muy diferente a su aspecto actual. Su cuerpo era muy robusto, sus mejillas estaban gordas y él se veía demasiado grande para su edad. Era difícil pensar que ese niño se convertiría en el joven atlético y apuesto que era ahora.
Su primo, Ismael Morales, se acercó a él junto con otro niño que llevaba una gorra anaranjada y que inspeccionaba el jardín de la casa con detenimiento y curiosidad.
Ismael: ¡Samuel! ¡Mira! él es Seba, y él es Samuel, mi primo.
Sebastián: ¿Ese mastodonte es tu primo? no se parece nada a ti o.o
Ismael: Seba, te dije que no te portaras así ¬¬
Samuel: ¿Cómo me dijo?
Ismael: Nada… mira, te trajimos regalos.
Samuel tomó sus regalos y los acomodó en una mesa que tenía puesto un mantel blanco con muchos otros regalos encima. Iba a volver con sus amigos cuando vio a Sebastián acercarse a la mesa.
Samuel: ¡Ven! ¡Vamos a jugar!
Sebastián: ¿Contigo? no, huacala. ¿Y si te revientas?
Samuel: Oye, ya cállate. Eres muy grosero.
Sebastián: Dame pastel.
Samuel: Todavía no es hora de partirlo…
Sebastián: Quiero pastel >.<
Samuel: ¡Pero todavía no me cantan las mañanitas ni nada!
Sebastián: ¡Lo que pasa es que eres un envidioso que se quiere comer todo el pastel él solo! ¡¡Por eso estás tan marrano!!
El pequeño Sebastián empujó al enorme Samuel, quien no se hubiera caído de no ser porque sus agujetas estaban desatadas y lo obligaron a perder el equilibrio. Samuel cayó sobre la mesa, tirándose el pastel encima y los regalos, al suelo. Samuel se levantó rápidamente y se abalanzó contra Sebastián en un ataque de ira, ambos cayeron al suelo, Samuel estaba a punto de golpearlo cuando vio una extraña expresión en el rostro de Sebastián, el niño estaba asustado y parecía estar a punto de llorar, Samuel sintió compasión por él y se detuvo. Su madre se acercó corriendo, lo levantó y los otros niños se juntaron alrededor.
Mamá: ¿Qué pasó?
Samuel: Estábamos jugando y nos caímos…
Sebastián se levantó al borde de las lágrimas.
Sebastián: ¡A que no! ¡Ese cerdo me empujó y me quiso golpear! ¡Ya me quiero ir! ¡Georgie, Georgie! ¡Vámonos! ¡Georgie!
Sebastián se alejó corriendo del jardín pero a partir de ese primer encuentro, Samuel no dejaría de pensar en él. Ya lo habían insultado antes por su sobrepeso, pero nunca los insultos lo habían herido tanto como los de aquél niño y jamás había odiado tanto estar gordo. Cuando cumplió los catorce años, ya había logrado bajar algunos kilos gracias a diversas dietas recomendadas por nutriólogos (había convencido a su madre de llevarlo), pero aun así era de los más gorditos de su salón, aunque como pensaba él: “al menos ya no era el más gordo”. Aquél niño de gorra anaranjada, ahora era un adolescente que usaba boinas anaranjadas aunque los maestros se la pasaran regañándolo y hasta confiscándole algunas; había entrado en su misma escuela y mantenían comunicación gracias a Ismael, pero algo extraño le estaba sucediendo a Samuel y él lo presentía. Sebastián cada vez se volvía más atractivo para él, le gustaba que le hablara aunque fuera sólo para insultarlo, le encantaba su olor, quería estar con él a todas horas, mirarlo todo el tiempo y más aun que él lo mirara, pero lo que más odiaba era que mirara a alguien más… como a los chicos cuando jugaban futbol y se quitaban las camisas sudadas del uniforme o a cualquier tipo alto, bonito y con lentes que le pasara por enfrente. Todo eso revolvía los pensamientos de Samuel y lo hicieron confundirse, él sabía que lo que sentía no era normal, pero también sabía que no podía hacer nada por evitarlo y que, además, quería sentirlo. Además, quién sabe, tal vez tenía alguna oportunidad, quizá si adelgazara, si se volviera como los que Sebastián miraba o mejor que ellos… a lo mejor así, él también llegaría a sentir lo mismo y sentiría esa confusión también, pero él le diría que no se preocupara porque ambos tenían el mismo sentimiento y entonces, podrían estar juntos… pero lo que Samuel no sabía, era que Sebastián ya había pasado por esa confusión y que ya había estado enamorado. Aun así, Samuel no había pasado por alto que quizá había alguien más que había notado los encantos de Sebastián y decidió liberarse de esas dudas.
Samuel: Oye, ¿tú quieres a Sebastián?
Ismael: Ehm… pues… supongo que sí, es mi mejor amigo desde chiquitos y ps, sí lo quiero.
Samuel: Sí, o sea, lo quieres como… tu mejor amigo.
Ismael: Ajá, así es. ¿Por?
Samuel: Nomás… y él ¿te quiere?
Ismael: No sé… nunca nos lo hemos dicho porque eso sería muy gay xD (aunque no le veo nada de malo) pero yo creo que sí, hemos pasado por tantas cosas juntos que es imposible que no nos tengamos cariño.
Samuel: Pero cariño de amigos…
Ismael: Sí o.o
Samuel: Ah^^
Samuel se inscribió al equipo de futbol y de voleibol de la escuela, en la preparatoria volvió al futbol y fue de los mejores de su generación, para entonces, ya no quedaba nada de aquél niño gordito del que Sebastián se había burlado.
Samuel: Me hice así por ti, por tu amor, ¿por qué no te das cuenta? >.<
Todos se levantaron de los bancos, la clase había terminado. Samuel recogió su mochila y luego de su hora libre y otra clase en la que no prestó atención, se dirigió al teatro Hamlet, el cual era muchísimo más grande que el teatro antiguo, rodeado por un hermoso jardín con pasto fresco y muy limpio, frente a él se alzaba una estatua que representaba a “Hamlet”, personaje de William Shakespeare, tomando un cráneo con su mano. El teatro era un cilindro color gris, con puertas deslizantes automáticas y en la parte más alta, unas letras doradas rezaban: “Facultad de Artes Escénicas. Teatro Hamlet”.
Saúl: No puedo creer que no haya visto esto antes o.o
Sebastián: Está muy bonito *o*
Mario: Parece un pene gigante…
Los dos: o.o?
Luisana: ¿Qué hace Onii-san aquí? si no le dieron el papel…
Mario: El Profe se dio cuenta que cometió un error y me mandó llamar, creo que ya no te necesitaremos, Saúl.
Saúl: No te creo¬¬
Mario: Ya verás.
El profesor llegó y les ordenó entrar a todos, excepto a Mario, a quien tomó del brazo y lo alejó del resto.
Profe: Mario, tenemos que hablar sobre lo que pasó ayer.
Mario: Ya pusimos los términos y condiciones y usted ya “los firmó”. A menos que quiera que los actualicemos…
Profe: No, quiero decirte que eso estuvo mal, no fue nada ético y me siento muy avergonzado, aun así voy a dejar que te quedes en el taller pero… tendrás papeles pequeños, porque tú sabes perfectamente que no tienes el talento necesario para hacer algo más aquí.
Mario: ¡Oiga! en eso no fue en lo quedamos, usted me daría la oportunidad de ser Dorian Gray y… si no lo hace, le juró que le diré a la directora lo que me obligó a hacer.
Profe: Jajaja, escúchame, escuincle. La directora y yo somos muy buenos amigos y tengo muchos contactos dentro, no sólo de la facultad, sino en toda la Universidad, así que seremos todos nosotros contra ti… el único motivo por el que te estoy dejando quedarte es para recordarme lo idiota que fui y no volver a cometer el mismo error. Así que tú sabes, vete si me vas a delatar o quédate, de todas formas tienes tu oportunidad… aunque yo sé la clase de mierda que eres.
Mario: Usted es peor, viejo tonto. No habría aceptado el trato si tuviera sexo más seguido, pero claro ¿quién lo va a querer así? si ya está viejo, su cuerpo ya no da para más y sólo alguien igual de horrendo que usted se apiadaría por pura desesperación.
El profesor tomó del cuello de la camisa a Mario y ambos se miraron a los ojos fijamente.
Profe: ¡Cállate! si vuelves a decirme algo así, no volverás a pisar esta facultad nunca más. ¿Entendiste?
El profesor sacudió a Mario, quien no ponía resistencia ante las amenazas, ya que se temía que eran ciertas.
Mario: Está bien, ya, suélteme.
Profe: “Sólo quiero usar tu amor esta noche”…
El profesor lo soltó y entró al teatro.
Mario: Ya encontraré la forma… tiene que haber otra forma… por lo pronto me quedaré.
Mario entró al teatro, éste tenía cientos de butacas rojas por todas partes, incluso en la parte de arriba. El escenario era más grande que el del teatro antiguo, todos estaban frente a él, revisaban los guiones y otros prestaban atención al profesor.
Profe: Miren… ahí está nuestro pintor.
Mario: No puede ser, ¿voy a ser el pintor? pero sólo sale al principio y luego…
Profe: Lo matan, sí. Por cierto, quiero que practiques esa escena con Saúl tanto como puedan. Mientras tanto hay que organizarnos rápido, sólo tenemos 3 semanas para montar la obra así que necesito que se aprendan sus diálogos lo más rápido que puedan…
El profesor siguió dando indicaciones y todos pudieron percatarse que Saúl era el más atendido por él, a cada oportunidad le preguntaba si necesitaba algo, si estaba cansado, si quería revisar alguna parte del guión que se le dificultara, etc. Al final, el profesor le pidió a Saúl que se quedara y los demás salieron, algunos más enojados que otros.
Sebastián: Estúpido Individuo¬¬, “Saúl, te puedes quedar tantito?” osh!!! yo debería de ser el que se queda…
Cinthia se apareció de pronto frente a Sebastián y éste se sintió algo incómodo al verla.
Sebastián: Hola…
Cinthia: Hola, oye qué onda contigo? siento que últimamente nos evitas… a mí y a Ismael.
Sebastián: No, claro que no, es que he estado ocupado con el taller…
Cinthia: ¡Ah sí! No nos dijiste que estabas, ¿qué papel te dieron?
Sebastián: Co-protagonista¬¬
Cinthia: ¡Qué bien! quiere decir que eres bueno
Sebastián: No, quiere decir que no soy tan malo^^ pero de todas formas, yo quería ser Dorian Gray y el papel me lo ganó el Individuo ese¬¬
Cinthia: Mmm… ¿y si actúas mal para que queden en ridículo todos?
Sebastián: No, no. Eso también me afectaría a mí, no voy a arruinar la obra sólo por eso… ya ganaré un protagónico por otro medios…
Cinthia y Sebastián se fueron caminando, cerca de ellos se encontraba Mario, quien había escuchado toda la conversación.
Mario: Arruinar la obra para que el “Individuo” quedé en ridículo… no sólo lo afectará a él, sino a todos… incluyendo a ese idiota del director, que buena idea tuviste, Sebastián Sena…
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