Playlist (Cap. 8)
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Playlist (Cap. 8)
El día de la presentación de la obra había llegado. En el teatro Hamlet los jóvenes que iban a participar corrían de un lado a otro acomodando cosas y limpiando. Los primeros en participar estaban en el camerino, entre ellos se encontraba Saúl Salziso quien tenía el suyo propio. Estaba sentado frente al espejo que reflejaba las cuatro pinturas de sus antecesores que colgaban detrás de él. De pronto sintió que los ojos de cada uno de ellos lo miraban acechantemente, hasta tal punto que no lo dejaban concentrarse.
Saúl: ¡Dejen de mirarme así! >.< Saben que hice lo que pude para que los bailarines entraran pero el Maestro dijo: “No estamos jugando, Saúl. Ya tomamos la decisión” y ya no quiso decirle a la profe, y además me disculpé con Sebastián aunque no he podido hablar con Omar, ni siquiera lo he visto. El día que me acompañó a mi casa nos fuimos con Mario y no pudimos decirnos nada… No sé si vaya a venir, ojalá Sebastián lo haya invitado. No le haría daño hacer algo bueno para variar¬¬
En ese momento alguien tocó la puerta y entró al camerino.
Mario: ¿Hablas solo?
Saúl: Jaja, es que estoy nervioso.
Mario: Tranquilo, lo harás bien. Estoy seguro.
Mario se acercó a Saúl y lo abrazó. Mientras Saúl se elevaba hacia el cielo con su aroma, Mario miraba el traje que Saúl usaría y sonreía con otras intenciones.
Track #08: “Why can’t we be friends?”
Elena Sena era una mujer muy bella, que aparentaba ser más joven de lo que en realidad era y cuyos pasos la hacían contonearse como una modelo en la pasarela. El viento jugaba con su larga cabellera rubia y levantaba su corto vestido blanco dejando ver sus largas piernas. A su lado caminaban dos hombres de lentes oscuros que vestían trajes negros y mostraban una cara fría y seria, uno de ellos sostenía un gancho del cual colgaba un traje cubierto. Los ojos color miel de la mujer se posaron en una boina anaranjada que portaba un joven, el cual se dirigía a ella con gran velocidad.
Sebastián: ¡Tía! ¡Viniste!
Elena: No podía faltar a tu primera obra en la facultad, mi amor^^
Ambos se abrazaron con mucho afecto.
Sebastián: ¿Cuándo llegaste?
Elena: Hoy, cuando hablé a la casa ya no estabas pero Georgie me recogió, me avisó de la obra y me trajo para acá.
Sebastián: ¿Y él dónde está?
Elena: Ehm… se me olvidó en la limo D:
Sebastián: ¿Tiene comida?
Elena: Creo que sí.
Sebastián: Bueno, entonces estará bien^^
Elena: Mira, trajimos el traje que mandaste hacer y una cámara. Reynaldo, Roberto…
El hombre llamado Reynaldo levantó el traje mientras que Roberto sacaba una cámara de video de su saco.
Sebastián: Genial, pero ven que ya está llegando gente.
Elena: ¿Cuánto falta?
Sebastián: Como una hora…
Saúl y Mario seguían platicando en el camerino cuando alguien tocó la puerta. Mario se levantó y la abrió, detrás de ella se encontró a su amigo Jaime.
Mario: ¿Qué haces aquí?
Jaime: Calmado, el profe busca a Saúl…
Mario se giró hacia Saúl quien seguía leyendo su libreto.
Mario: Que te busca el profe.
Saúl: ¿Saben para qué?
Jaime: Dijo que te quería enseñar algo…
Saúl: Mmm, ok.
Mario y Saúl salieron al pasillo.
Saúl: ¿Me acompañas?
Mario: Ahorita, voy a buscarle un buen lugar a este wey.
Saúl: Bueno, me alcanzas^^
Saúl le sonrió y continuó caminando.
Jaime: Uy, uy, “me alcanzas *o*”
Mario: ¿Qué?¬¬
Jaime: Le gustas al pipiluyo ese xD che vato rompecorazones.
Jaime tiró una carcajada mientras Mario contenía una sonrisa.
Mario: Ya, we. ¿Hiciste lo que te dije?
Jaime: Pinche vato, estuvo bien verga eso¬¬ ya mero me cachaban con la pinche caja esa, pero sí, tiré todo lo que estaba adentro en varios botes de basura de otras facus. ¿Qué era eso?
Mario: Los pedazos de los trajes de los otros actores. No destruí los de las chavas porque no me quise arriesgar a que entraran y me vieran y en el camerino de los chavos me quedé solo pero todos andan tan ocupados que ni se dan cuenta de nada, pero todavía falta uno…
Mario y Jaime abrieron la puerta del camerino y entraron.
Jaime: El baboso no la cerró con llave.
Mario: No tiene caso si va a estar entrando y saliendo, pierde mucho tiempo cerrándola.
Mario se acercó al traje azul marino de Saúl y lo puso sobre la mesita que se encontraba debajo del espejo, sacó unas tijeras de su pantalón y le hizo una seña a Jaime para que cerrara la puerta.
Jaime: ¿Y seguro que no tienen otro?
Mario: No, todos los trajes de la bodega fueron sacados para esta obra y tú los tiraste a la basura…
Saúl se reunió con el profesor Fernando detrás del telón que cubría el escenario.
Profe: Tienes que verlo, está hermoso. Valieron la pena estas tardes que te quedaste, aunque sólo fueron tres, yo sé que un jovencito como tú tiene una vida y además Facebook… pero el pintor hizo un excelente trabajo.
Saúl dirigió su mirada hacia un cuadro al cual el profesor le quitaba una manta que lo cubría. Entonces se vio a sí mismo, de cuerpo completo, con su traje azul marino, cabello peinado hacia atrás y mostrando una ligera sonrisa. Su cuerpo sintió varios escalofríos a la vez, recordó que ese cuadro estaría colgado junto a los demás si esa obra tenía éxito y pensó que toda su carrera artística estaba dependiendo de cómo se desarrollaran las próximas dos horas, nada podía salir mal o sino todo estaría perdido.
Saúl: Es… es muy bonito.
Profe: ¿”Muy bonito”? Es hermoso, fascinante diría yo. ¿Y por qué no te has vestido?
Saúl: Ah, es que estaba con Ma… ensayando.
Profe: Bueno, ve y vístete que sólo tienes media hora.
Saúl: Sí, Maestro.
El joven se dio media vuelta, su cuerpo estaba comenzando a temblar un poco pero su mente trataba de calmarlo. “Todo estaba preparado, todo saldría bien”. Mientras bajaba los pequeños escalones del escenario, se encontró a Eva Cárdenas, la profesora que peor le caía. Ella lo saludó y su cortesía lo hizo detenerse.
Eva: Buenas noches, joven Dorian Gray. ¿Cómo le va? ¿Por qué anda en esas fachas todavía?
Saúl: Buenas noches. Me va muy bien y ya iba a cambiarme…
Eva: Es mejor que todo salga bien en esta obra. ¿Sabe por qué?
Saúl puso los ojos en blanco, no estaba nada cómodo con aquella plática.
Saúl: ¿Por qué?
Eva: Por el Maestro Fernando, por supuesto. Él cree en el “destino” y todas esas cosas, es una persona muy supersticiosa y hasta ahora ninguna obra que ha estado bajo su dirección ha salido mal, claro que ha tenido dificultades pero son cosas leves que se resuelven rápido… y si esta sale mal con usted siendo el protagonista por primera vez, él pensará que es algo así como una “señal”.
Saúl: ¿Una “señal”?
Eva: Sí, una señal de que usted no debe ser el protagonista de ninguna obra…
El cuerpo de Saúl se estremeció y esta vez los pensamientos de su mente se nublaron , una pequeña nausea vagó por su garganta.
Saúl: Tengo que ir a cambiarme…
La Maestra sonrió y se hizo a un lado.
Eva: Sí, vaya, vaya.
Saúl bajó del escenario y ahí encontró a Mario, éste se dio cuenta que Saúl no estaba igual que hace apenas unos minutos.
Saúl: ¿Lle-llevas mucho aquí?
Mario: Nah, ya está llegando gente… ¿qué tienes?
Saúl: Es que creo que la profe Eva me quiso poner nervioso y lo peor es que lo logró >.<
Mario: No le hagas caso, pinche vieja amargada. Vamos a que te cambies…
Saúl: ¿Me vas a ver? °/////°
Mario: Pues iba a ayudarte o.o
Saúl: Aaah, claro… sí, vamos.
Ambos fueron al camerino y al abrir la puerta, Saúl vio su traje tirado en el suelo, estaba cortado en pedazos y debajo de los cuadros y de pronto su camerino se hizo tan pequeño que no lo dejaba respirar.
Mario: ¿qué te…? ¡Oh!
Saúl: ¿Cómo…? ¿Quién…? Dios, ¡NO!
Saúl recogió su traje y lo miró detenidamente.
Saúl: Sé quién hizo esto…
Mario: ¿Qué? D:
Saúl: Sí, es más que obvio. Puedo ser ingenuo a veces pero no soy estúpido…
Mario: Saúl, no es lo que piensas…
Saúl: ¡Sí es así! >.<
Saúl volteó y miró a Mario a los ojos, éste sintió un leve cosquilleo de nerviosismo. Parecía que no se había ganado su confianza después de todo.
Saúl: ¡Fue ese idiota de Sebastián! >.<
Sebastián ya se había cambiado de ropa, traía su barba postiza y estaba listo para salir a escena, pero antes volvió con su tía quien ya se encontraba sentada en la primera fila y preparaba la cámara de vídeo.
Sebastián: Ya casi empieza ^^
Elena: Aaaay, ¡qué guapo te ves, corazón! *o* ¡Voy a grabarlo todo! Y mira a quiénes me encontré…
Junto a Elena estaban Ismael y Cinthia tomados de las manos y sonriendo.
Ismael: Suerte.
Cinthia: Estamos contigo, Seba^^
Sebastián sintió una profunda nostalgia que se desvaneció al escuchar esa voz.
Samuel: ¡Sebastián! ¡Sebastián! ¡Tienes que venir!
Sebastián: ¿Qué quieres? ¬¬
Samuel: ¿Tu traje sí estaba? O.o
Sebastián: ¿Cómo que si estaba? Éste lo mandé a hacer porque el otro olía feo y sabrá Dios qué clase de individuo lo usaría antes.
Samuel: ¡Es que los de nosotros no están! ¡Ninguno! >.<
Sebastián: No… no juegues con esto o te juro que te voy a…
Samuel: ¡No es broma! ¡No están!
Elena: Ay, Dios mío. Vayan con el Maestro, mi amor, díganle.
Ambos fueron con el profesor quien aun estaba detrás del telón dándolo indicaciones a los tramoyistas.
Samuel: ¡Profe!
Profe: ¿Qué pasó? Samuel, ¡vaya a cambiarse ya!
Samuel: Eso quisiera pero, pero, pero…
Profe: ¿Qué? Faltan veinte minutos, ¡ándele!
Samuel: Es que…
Sebastián: ¡Sus trajes no están! >.<
Profe: ¡¿Cómo?! No, no me pueden salir con eso ahorita. Busquen en la bodega o por aquí, en algún lado tienen que estar. ¡Los trajes no caminan!
Samuel: Ya los buscaron, no están en ninguna parte, al menos no en la Facultad. Profe, ¿qué vamos a hacer?
El profesor comenzó a perder la calma, pero trató de tranquilizarse. Ya había tenido problemas antes, nunca tan complicados pero sabía que ninguno era imposible de resolver. Además Sebastián tenía su traje, si Saúl también tenía el suyo y Mario el de él, tendrían tiempo para conseguir otros como fuera. Fue entonces cuando su protagonista apareció, subía las escaleras con su traje en las manos, el cual estaba destrozado al igual que la paciencia del Maestro Fernando al verlo.
Profe: ¡¿Qué pasó?!
Saúl: No sé… cuando vine con usted estaba bien pero cuando volví ya estaba así.
Profe: ¡Esto no es posible! ¡¿QUÉ NO TE DÍ UNA LLAVE?!
Saúl se agachó, no podía con la ira de su profesor y su mirada que se clavaba en él.
Saúl: Sí, pero… sólo salí un momento y…
Profe: ¡TE DIJE QUE TE CAMBIARAS! ¡Tú debiste… debiste estar listo desde antes!
Saúl: Ya sé, profe, pero es que como no me tardo ni diez minutos en cambiarme yo…
Profe: ¡ERES UN IDIOTA! ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿Sabes que el rector está aquí?
En ese momento los otros miembros del taller llegaron. Luisana, quien ya traía puesto su largo vestido se acercó más a Samuel y Sebastián, aun sin entender bien lo que ocurría. Omar también apareció al verlos a todos reunidos ahí y escuchar gritos, llevaba un ramo de rosas en la mano.
Profe: ¡Los trajes de los demás desaparecieron! Y ahora tú… me sales con esto, ¿Qué vamos a hacer, Saúl?
Saúl sintió unas profundas ganas de llorar pero al ver la cantidad de personas que habían llegado, se contuvo.
Sebastián: Ay, qué tontos son todos u.u’
Saúl sintió una ráfaga en su interior al escuchar la voz de Sebastián, él… el único culpable de todo.
Saúl: ¡TÚ CÁLLATE! ¡No creas que no sé lo que pretendes!
Sebastián: ¿De qué hablas, Individuo?
Saúl: ¡Tú destruiste mi traje!
Sebastián: ¡¿Peeeeeeeerdón?! ¡Yo ni siquiera he entrado a tu camerino! Eso sí es incriminación >.<
Saúl: No entiendo por qué lo hiciste, creí que por lo que pasó en tu casa habíamos tenido un acercamiento… ¿Por qué no podemos ser amigos?
Sebastián: ¡Porque eres un individuo que me acusa de cosas que no hice!
Saúl: “Individuo, individuo, individuo”… ¡YA ME TIENES HASTA LA CHINGADA!
Saúl se lanzó sobre Sebastián y ambos cayeron al suelo estirándose de los cabellos y dándose mordidas y algunos golpes torpes.
Omar: ¡No! ¡Ya!
Luisana y Omar corrieron a separarlos mientras Mario soportaba una carcajada y el profesor caminaba de un lado a otro sin saber qué hacer. Omar tomó a Saúl y Luisana a Sebastián, ambos seguían pataleando y estirándose para seguirse golpeando.
Saúl: Si no fuiste tú, ¡¿por qué eres el único con traje?!
Sebastián: ¡Porque lo compré y me lo acaban de traer!
Saúl: ¡Pues es muy sospechoso!
Profe: ¡YA CÁLLENSE!
Ambos se quedaron en silencio, Luisana soltó a Sebastián y éste se sacudió el traje. Saúl también fue soltado pero en ese momento, al haber descargado su ira, su preocupación había vuelto a llenar su cuerpo y entonces sintió que algo en su interior necesitaba salir. Un segundo después, los zapatos del profesor Fernando estaban manchados con el vómito de Saúl. Todos estaban anonadados, excepto Mario quien tuvo que hacer un esfuerzo mucho mayor para contener su carcajada.
Saúl: Perdón, Profe. Qué pena >///<
Profe: Se acabó, cancelaré la obra…
Luisana: ¡No!
Todos voltearon a verla, Luisana casi siempre se la pasaba callada pero esta vez se veía decidida.
Luisana: Sebastián-kun tiene su traje y Onii-san, ¿lo tienes?
Mario: Sí, traje el que usé para la audición porque el mío estaba roto de atrás, pero no tiene caso que sólo Sebastián y yo…
Luisana: Eso nos dará tiempo, Sensei. Por favor, atrase la obra mientras nosotros vamos a mi casa y traemos los trajes que mi mamá tiene ahí. Ella es diseñadora y cuando estábamos en la prepa, ella siempre guardaba los trajes que usábamos, tiene varios que usamos para “Un cuento de Navidad”, “Casa de Muñecas” y “Madame Bovary”. Tal vez a algunos no les queden bien pero algo es algo.
Mario se quedó perplejo, no había pensado en eso y ahora su hermana estaba a punto de destruir su plan. El profesor miró su reloj.
Profe: Faltan quince minutos para que inicie, les daré media hora. Si para entonces no vuelven, la obra se cancela.
Luisana: Pero eso es…
Sebastián se acercó a su oído.
Sebastián: Tranquila, yo sé quién puede manejar tan rápido.
Sebastián sacó su teléfono e hizo una llamada.
Sebastián: George, enciende la limo…
Saúl, Luisana y Jorge estaban saliendo de la facultad a toda velocidad en la limusina anaranjada. El profesor Fernando se presentó frente a todos y les pidió un poco de paciencia, ya que la obra se retrasaría un poco y Mario trataba de convencerse que no llegarían a tiempo.
Profe: Sebastián, acomódate el peinado. Mario, vaya a cambiarse. Tendremos cinco minutos más si ustedes salen a escena, ya que Saúl aparece después de su plática. Vayan, vayan.
Luisana y Saúl entraron a la casa a toda velocidad y ahí entraron a un cuarto pequeño que estaba lleno de ropa colgándole, diferentes disfraces de todo tipo y algunas máscaras. Ambos comenzaron a descolgar los que veían que les servirían.
Luisana: Mira, aquí hay uno azul marino.
Saúl: Gracias u.u’
Luisana: ¡Volvamos ya! En la limusina te arreglas.
Luisana se llevó un peine y un bote de gel. En cuanto se subieron, la limusina arrancó y Luisana comenzó a ayudar a Saúl a cambiarse y peinarse. Faltaban sólo diez minutos para que el plazo que el profesor les había dado se cumpliera. En el teatro, los demás se mostraban preocupados.
Elena: ¿Qué creen que habrá pasado?
Ismael: Deben estar consiguiendo los trajes.
Cinthia: Ay, no. Pobre Sebastián u.u’
Mario y Sebastián estaban detrás del telón. La escenografía representaba lo que parecía ser una habitación. Sebastián estaba sentado en un diván y Mario contemplaba el cuadro de Saúl que estaba al centro de todo. Entonces tuvo una idea.
Mario: ¡Que comencemos!
Sebastián: ¿Qué?
Mario: Dijo el profe, ¿no lo oíste?
Sebastián: Pero el Individuo no ha…
Uno de los tramoyistas se confundió.
Tramoyista: ¿Qué? ¿Ya?
Mario: Sí, parece que ya…
Sebastián: No, ¡esperen!
El telón comenzó a correrse y la gente comenzó a aplaudir, el profesor Fernando se giró y fue corriendo al escenario pero ya era tarde. El telón estaba abierto y Sebastián y Mario habían entrado a escena. Entonces corrió hasta el controlador de las luces y apagó las luces del lado izquierdo, donde otra habitación era representada, por ahí entraría Saúl.
Fernando: Demonios…
Sebastián miró al público detrás de él y tragó saliva mientras miraba la oscuridad de la otra mitad del escenario. Luego se levantó del diván y se acercó a la pintura.
Sebastián: Ahm… Es tu mejor obra, Basil; lo mejor que has hecho hasta ahora…
Y así, la obra comenzó. Afuera, Saúl y Luisana oían los aplausos mientras Jorge se estacionaba. Los tres bajaron del auto.
Luisana: ¡Nosotros llevamos los trajes a los camerinos, tú ve y entra a escena!
Saúl: ¡Sí!
Saúl entró al teatro Hamlet, algunas personas voltearon a verlo pero la mayoría ponía atención a las actuaciones de Mario y Sebastián.
Sebastián: ¿Qué no piensas enviarlo a ningún sitio? ¿Y por qué, puede saberse? ¿Tienes algún motivo? ¡Qué gente tan absurda son los pintores!
Saúl subió hasta el escenario y se sentó en un sofá que se encontraba entre las sombras del escenario. Ahí comenzó a respirar agitadamente.
Mario: Sé que vas a reírte de mí, pero…
Entonces Mario vio a Saúl, sentado dónde le correspondía estar y le pareció que le sonreía. Sebastián también lo miró.
Mario: …pero te aseguro que realmente no puedo exponerlo. He puesto demasiado de mí mismo en él.
Sebastián tiró una carcajada y se echó en el diván de nuevo.
Mario estaba furioso pero no tanto como él creía que lo estaría, algo dentro de él parecía estar contento de que Saúl pudiera llegar a tiempo.
Mario: Sí, ya sabía que te reirías; pero, a pesar de todo, es verdad…
La obra continuó sin ningún error, aunque Samuel casi se caía al entrar a escena y un chico casi olvidaba que era su turno de hablar. Al finalizar la obra, los actores hicieron el típico ritual de pararse en medio del escenario, tomarse de las manos y hacer una reverencia al público, quienes les aplaudían. La obra había sido un éxito.
Saúl estaba sentado al borde del escenario, ya no quedaba casi nada de público, a excepción de Omar, Jaime y la tía de Sebastián.
Omar: Felicidades, lo hiciste muy bien.
Saúl: …Perdón. Perdóname por ser tan estúpido.
Omar se acercó a Saúl y lo abrazó.
Omar: El mejor amigo es aquel que sabe lo peor de ti y aun así sigue estando a tu lado.
Saúl: Eso lo sacaste de Facebook…
Omar: Sí, pero es verdad.
Saúl volvió a abrazar a Omar mientras Mario y Jaime miraban de lejos.
Jaime: Entonces no te pudiste vengar.
Mario: Pues no, pero eso ya no me importa.
Jaime: ¿Ah no? ¿Entonces?
Mario: Pues de todas formas estoy dentro del taller y hoy tuve una oportunidad de mostrar mi talento, tal vez después pueda conseguir mejores papeles…
Jaime: No si el ruco ese sigue siendo el director.
Mario: Se le tiene que olvidar algún día o tal vez haya otra forma.
Jaime: Pues yo veo esa forma muy obvia… literalmente.
Jaime miró a Saúl de nuevo y Mario lo siguió.
Mario: ¿Qué?
Jaime: Le gustas, enserio le gustas.
Mario: ¿Y eso qué?
Jaime: Que él podría darte los papeles que quieras ahora que el profe está mucho más maravillado con él. ¿Viste cómo lo elogió cuando la obra terminó? Y ya colgó su cuadro allá con los otros, seguro que ya tiene al profe en la bolsa.
Mario: Estás diciendo que yo debo…
Jaime: Enamorar al Individuo para que no te pueda decir que no cuando le pidas favores
Mario miró a Saúl y éste lo miró también, le sonrió y Mario vio en sus ojos y en sonrisa, la clave para conseguir lo que quería.
Saúl: ¡Dejen de mirarme así! >.< Saben que hice lo que pude para que los bailarines entraran pero el Maestro dijo: “No estamos jugando, Saúl. Ya tomamos la decisión” y ya no quiso decirle a la profe, y además me disculpé con Sebastián aunque no he podido hablar con Omar, ni siquiera lo he visto. El día que me acompañó a mi casa nos fuimos con Mario y no pudimos decirnos nada… No sé si vaya a venir, ojalá Sebastián lo haya invitado. No le haría daño hacer algo bueno para variar¬¬
En ese momento alguien tocó la puerta y entró al camerino.
Mario: ¿Hablas solo?
Saúl: Jaja, es que estoy nervioso.
Mario: Tranquilo, lo harás bien. Estoy seguro.
Mario se acercó a Saúl y lo abrazó. Mientras Saúl se elevaba hacia el cielo con su aroma, Mario miraba el traje que Saúl usaría y sonreía con otras intenciones.
Track #08: “Why can’t we be friends?”
Elena Sena era una mujer muy bella, que aparentaba ser más joven de lo que en realidad era y cuyos pasos la hacían contonearse como una modelo en la pasarela. El viento jugaba con su larga cabellera rubia y levantaba su corto vestido blanco dejando ver sus largas piernas. A su lado caminaban dos hombres de lentes oscuros que vestían trajes negros y mostraban una cara fría y seria, uno de ellos sostenía un gancho del cual colgaba un traje cubierto. Los ojos color miel de la mujer se posaron en una boina anaranjada que portaba un joven, el cual se dirigía a ella con gran velocidad.
Sebastián: ¡Tía! ¡Viniste!
Elena: No podía faltar a tu primera obra en la facultad, mi amor^^
Ambos se abrazaron con mucho afecto.
Sebastián: ¿Cuándo llegaste?
Elena: Hoy, cuando hablé a la casa ya no estabas pero Georgie me recogió, me avisó de la obra y me trajo para acá.
Sebastián: ¿Y él dónde está?
Elena: Ehm… se me olvidó en la limo D:
Sebastián: ¿Tiene comida?
Elena: Creo que sí.
Sebastián: Bueno, entonces estará bien^^
Elena: Mira, trajimos el traje que mandaste hacer y una cámara. Reynaldo, Roberto…
El hombre llamado Reynaldo levantó el traje mientras que Roberto sacaba una cámara de video de su saco.
Sebastián: Genial, pero ven que ya está llegando gente.
Elena: ¿Cuánto falta?
Sebastián: Como una hora…
Saúl y Mario seguían platicando en el camerino cuando alguien tocó la puerta. Mario se levantó y la abrió, detrás de ella se encontró a su amigo Jaime.
Mario: ¿Qué haces aquí?
Jaime: Calmado, el profe busca a Saúl…
Mario se giró hacia Saúl quien seguía leyendo su libreto.
Mario: Que te busca el profe.
Saúl: ¿Saben para qué?
Jaime: Dijo que te quería enseñar algo…
Saúl: Mmm, ok.
Mario y Saúl salieron al pasillo.
Saúl: ¿Me acompañas?
Mario: Ahorita, voy a buscarle un buen lugar a este wey.
Saúl: Bueno, me alcanzas^^
Saúl le sonrió y continuó caminando.
Jaime: Uy, uy, “me alcanzas *o*”
Mario: ¿Qué?¬¬
Jaime: Le gustas al pipiluyo ese xD che vato rompecorazones.
Jaime tiró una carcajada mientras Mario contenía una sonrisa.
Mario: Ya, we. ¿Hiciste lo que te dije?
Jaime: Pinche vato, estuvo bien verga eso¬¬ ya mero me cachaban con la pinche caja esa, pero sí, tiré todo lo que estaba adentro en varios botes de basura de otras facus. ¿Qué era eso?
Mario: Los pedazos de los trajes de los otros actores. No destruí los de las chavas porque no me quise arriesgar a que entraran y me vieran y en el camerino de los chavos me quedé solo pero todos andan tan ocupados que ni se dan cuenta de nada, pero todavía falta uno…
Mario y Jaime abrieron la puerta del camerino y entraron.
Jaime: El baboso no la cerró con llave.
Mario: No tiene caso si va a estar entrando y saliendo, pierde mucho tiempo cerrándola.
Mario se acercó al traje azul marino de Saúl y lo puso sobre la mesita que se encontraba debajo del espejo, sacó unas tijeras de su pantalón y le hizo una seña a Jaime para que cerrara la puerta.
Jaime: ¿Y seguro que no tienen otro?
Mario: No, todos los trajes de la bodega fueron sacados para esta obra y tú los tiraste a la basura…
Saúl se reunió con el profesor Fernando detrás del telón que cubría el escenario.
Profe: Tienes que verlo, está hermoso. Valieron la pena estas tardes que te quedaste, aunque sólo fueron tres, yo sé que un jovencito como tú tiene una vida y además Facebook… pero el pintor hizo un excelente trabajo.
Saúl dirigió su mirada hacia un cuadro al cual el profesor le quitaba una manta que lo cubría. Entonces se vio a sí mismo, de cuerpo completo, con su traje azul marino, cabello peinado hacia atrás y mostrando una ligera sonrisa. Su cuerpo sintió varios escalofríos a la vez, recordó que ese cuadro estaría colgado junto a los demás si esa obra tenía éxito y pensó que toda su carrera artística estaba dependiendo de cómo se desarrollaran las próximas dos horas, nada podía salir mal o sino todo estaría perdido.
Saúl: Es… es muy bonito.
Profe: ¿”Muy bonito”? Es hermoso, fascinante diría yo. ¿Y por qué no te has vestido?
Saúl: Ah, es que estaba con Ma… ensayando.
Profe: Bueno, ve y vístete que sólo tienes media hora.
Saúl: Sí, Maestro.
El joven se dio media vuelta, su cuerpo estaba comenzando a temblar un poco pero su mente trataba de calmarlo. “Todo estaba preparado, todo saldría bien”. Mientras bajaba los pequeños escalones del escenario, se encontró a Eva Cárdenas, la profesora que peor le caía. Ella lo saludó y su cortesía lo hizo detenerse.
Eva: Buenas noches, joven Dorian Gray. ¿Cómo le va? ¿Por qué anda en esas fachas todavía?
Saúl: Buenas noches. Me va muy bien y ya iba a cambiarme…
Eva: Es mejor que todo salga bien en esta obra. ¿Sabe por qué?
Saúl puso los ojos en blanco, no estaba nada cómodo con aquella plática.
Saúl: ¿Por qué?
Eva: Por el Maestro Fernando, por supuesto. Él cree en el “destino” y todas esas cosas, es una persona muy supersticiosa y hasta ahora ninguna obra que ha estado bajo su dirección ha salido mal, claro que ha tenido dificultades pero son cosas leves que se resuelven rápido… y si esta sale mal con usted siendo el protagonista por primera vez, él pensará que es algo así como una “señal”.
Saúl: ¿Una “señal”?
Eva: Sí, una señal de que usted no debe ser el protagonista de ninguna obra…
El cuerpo de Saúl se estremeció y esta vez los pensamientos de su mente se nublaron , una pequeña nausea vagó por su garganta.
Saúl: Tengo que ir a cambiarme…
La Maestra sonrió y se hizo a un lado.
Eva: Sí, vaya, vaya.
Saúl bajó del escenario y ahí encontró a Mario, éste se dio cuenta que Saúl no estaba igual que hace apenas unos minutos.
Saúl: ¿Lle-llevas mucho aquí?
Mario: Nah, ya está llegando gente… ¿qué tienes?
Saúl: Es que creo que la profe Eva me quiso poner nervioso y lo peor es que lo logró >.<
Mario: No le hagas caso, pinche vieja amargada. Vamos a que te cambies…
Saúl: ¿Me vas a ver? °/////°
Mario: Pues iba a ayudarte o.o
Saúl: Aaah, claro… sí, vamos.
Ambos fueron al camerino y al abrir la puerta, Saúl vio su traje tirado en el suelo, estaba cortado en pedazos y debajo de los cuadros y de pronto su camerino se hizo tan pequeño que no lo dejaba respirar.
Mario: ¿qué te…? ¡Oh!
Saúl: ¿Cómo…? ¿Quién…? Dios, ¡NO!
Saúl recogió su traje y lo miró detenidamente.
Saúl: Sé quién hizo esto…
Mario: ¿Qué? D:
Saúl: Sí, es más que obvio. Puedo ser ingenuo a veces pero no soy estúpido…
Mario: Saúl, no es lo que piensas…
Saúl: ¡Sí es así! >.<
Saúl volteó y miró a Mario a los ojos, éste sintió un leve cosquilleo de nerviosismo. Parecía que no se había ganado su confianza después de todo.
Saúl: ¡Fue ese idiota de Sebastián! >.<
Sebastián ya se había cambiado de ropa, traía su barba postiza y estaba listo para salir a escena, pero antes volvió con su tía quien ya se encontraba sentada en la primera fila y preparaba la cámara de vídeo.
Sebastián: Ya casi empieza ^^
Elena: Aaaay, ¡qué guapo te ves, corazón! *o* ¡Voy a grabarlo todo! Y mira a quiénes me encontré…
Junto a Elena estaban Ismael y Cinthia tomados de las manos y sonriendo.
Ismael: Suerte.
Cinthia: Estamos contigo, Seba^^
Sebastián sintió una profunda nostalgia que se desvaneció al escuchar esa voz.
Samuel: ¡Sebastián! ¡Sebastián! ¡Tienes que venir!
Sebastián: ¿Qué quieres? ¬¬
Samuel: ¿Tu traje sí estaba? O.o
Sebastián: ¿Cómo que si estaba? Éste lo mandé a hacer porque el otro olía feo y sabrá Dios qué clase de individuo lo usaría antes.
Samuel: ¡Es que los de nosotros no están! ¡Ninguno! >.<
Sebastián: No… no juegues con esto o te juro que te voy a…
Samuel: ¡No es broma! ¡No están!
Elena: Ay, Dios mío. Vayan con el Maestro, mi amor, díganle.
Ambos fueron con el profesor quien aun estaba detrás del telón dándolo indicaciones a los tramoyistas.
Samuel: ¡Profe!
Profe: ¿Qué pasó? Samuel, ¡vaya a cambiarse ya!
Samuel: Eso quisiera pero, pero, pero…
Profe: ¿Qué? Faltan veinte minutos, ¡ándele!
Samuel: Es que…
Sebastián: ¡Sus trajes no están! >.<
Profe: ¡¿Cómo?! No, no me pueden salir con eso ahorita. Busquen en la bodega o por aquí, en algún lado tienen que estar. ¡Los trajes no caminan!
Samuel: Ya los buscaron, no están en ninguna parte, al menos no en la Facultad. Profe, ¿qué vamos a hacer?
El profesor comenzó a perder la calma, pero trató de tranquilizarse. Ya había tenido problemas antes, nunca tan complicados pero sabía que ninguno era imposible de resolver. Además Sebastián tenía su traje, si Saúl también tenía el suyo y Mario el de él, tendrían tiempo para conseguir otros como fuera. Fue entonces cuando su protagonista apareció, subía las escaleras con su traje en las manos, el cual estaba destrozado al igual que la paciencia del Maestro Fernando al verlo.
Profe: ¡¿Qué pasó?!
Saúl: No sé… cuando vine con usted estaba bien pero cuando volví ya estaba así.
Profe: ¡Esto no es posible! ¡¿QUÉ NO TE DÍ UNA LLAVE?!
Saúl se agachó, no podía con la ira de su profesor y su mirada que se clavaba en él.
Saúl: Sí, pero… sólo salí un momento y…
Profe: ¡TE DIJE QUE TE CAMBIARAS! ¡Tú debiste… debiste estar listo desde antes!
Saúl: Ya sé, profe, pero es que como no me tardo ni diez minutos en cambiarme yo…
Profe: ¡ERES UN IDIOTA! ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿Sabes que el rector está aquí?
En ese momento los otros miembros del taller llegaron. Luisana, quien ya traía puesto su largo vestido se acercó más a Samuel y Sebastián, aun sin entender bien lo que ocurría. Omar también apareció al verlos a todos reunidos ahí y escuchar gritos, llevaba un ramo de rosas en la mano.
Profe: ¡Los trajes de los demás desaparecieron! Y ahora tú… me sales con esto, ¿Qué vamos a hacer, Saúl?
Saúl sintió unas profundas ganas de llorar pero al ver la cantidad de personas que habían llegado, se contuvo.
Sebastián: Ay, qué tontos son todos u.u’
Saúl sintió una ráfaga en su interior al escuchar la voz de Sebastián, él… el único culpable de todo.
Saúl: ¡TÚ CÁLLATE! ¡No creas que no sé lo que pretendes!
Sebastián: ¿De qué hablas, Individuo?
Saúl: ¡Tú destruiste mi traje!
Sebastián: ¡¿Peeeeeeeerdón?! ¡Yo ni siquiera he entrado a tu camerino! Eso sí es incriminación >.<
Saúl: No entiendo por qué lo hiciste, creí que por lo que pasó en tu casa habíamos tenido un acercamiento… ¿Por qué no podemos ser amigos?
Sebastián: ¡Porque eres un individuo que me acusa de cosas que no hice!
Saúl: “Individuo, individuo, individuo”… ¡YA ME TIENES HASTA LA CHINGADA!
Saúl se lanzó sobre Sebastián y ambos cayeron al suelo estirándose de los cabellos y dándose mordidas y algunos golpes torpes.
Omar: ¡No! ¡Ya!
Luisana y Omar corrieron a separarlos mientras Mario soportaba una carcajada y el profesor caminaba de un lado a otro sin saber qué hacer. Omar tomó a Saúl y Luisana a Sebastián, ambos seguían pataleando y estirándose para seguirse golpeando.
Saúl: Si no fuiste tú, ¡¿por qué eres el único con traje?!
Sebastián: ¡Porque lo compré y me lo acaban de traer!
Saúl: ¡Pues es muy sospechoso!
Profe: ¡YA CÁLLENSE!
Ambos se quedaron en silencio, Luisana soltó a Sebastián y éste se sacudió el traje. Saúl también fue soltado pero en ese momento, al haber descargado su ira, su preocupación había vuelto a llenar su cuerpo y entonces sintió que algo en su interior necesitaba salir. Un segundo después, los zapatos del profesor Fernando estaban manchados con el vómito de Saúl. Todos estaban anonadados, excepto Mario quien tuvo que hacer un esfuerzo mucho mayor para contener su carcajada.
Saúl: Perdón, Profe. Qué pena >///<
Profe: Se acabó, cancelaré la obra…
Luisana: ¡No!
Todos voltearon a verla, Luisana casi siempre se la pasaba callada pero esta vez se veía decidida.
Luisana: Sebastián-kun tiene su traje y Onii-san, ¿lo tienes?
Mario: Sí, traje el que usé para la audición porque el mío estaba roto de atrás, pero no tiene caso que sólo Sebastián y yo…
Luisana: Eso nos dará tiempo, Sensei. Por favor, atrase la obra mientras nosotros vamos a mi casa y traemos los trajes que mi mamá tiene ahí. Ella es diseñadora y cuando estábamos en la prepa, ella siempre guardaba los trajes que usábamos, tiene varios que usamos para “Un cuento de Navidad”, “Casa de Muñecas” y “Madame Bovary”. Tal vez a algunos no les queden bien pero algo es algo.
Mario se quedó perplejo, no había pensado en eso y ahora su hermana estaba a punto de destruir su plan. El profesor miró su reloj.
Profe: Faltan quince minutos para que inicie, les daré media hora. Si para entonces no vuelven, la obra se cancela.
Luisana: Pero eso es…
Sebastián se acercó a su oído.
Sebastián: Tranquila, yo sé quién puede manejar tan rápido.
Sebastián sacó su teléfono e hizo una llamada.
Sebastián: George, enciende la limo…
Saúl, Luisana y Jorge estaban saliendo de la facultad a toda velocidad en la limusina anaranjada. El profesor Fernando se presentó frente a todos y les pidió un poco de paciencia, ya que la obra se retrasaría un poco y Mario trataba de convencerse que no llegarían a tiempo.
Profe: Sebastián, acomódate el peinado. Mario, vaya a cambiarse. Tendremos cinco minutos más si ustedes salen a escena, ya que Saúl aparece después de su plática. Vayan, vayan.
Luisana y Saúl entraron a la casa a toda velocidad y ahí entraron a un cuarto pequeño que estaba lleno de ropa colgándole, diferentes disfraces de todo tipo y algunas máscaras. Ambos comenzaron a descolgar los que veían que les servirían.
Luisana: Mira, aquí hay uno azul marino.
Saúl: Gracias u.u’
Luisana: ¡Volvamos ya! En la limusina te arreglas.
Luisana se llevó un peine y un bote de gel. En cuanto se subieron, la limusina arrancó y Luisana comenzó a ayudar a Saúl a cambiarse y peinarse. Faltaban sólo diez minutos para que el plazo que el profesor les había dado se cumpliera. En el teatro, los demás se mostraban preocupados.
Elena: ¿Qué creen que habrá pasado?
Ismael: Deben estar consiguiendo los trajes.
Cinthia: Ay, no. Pobre Sebastián u.u’
Mario y Sebastián estaban detrás del telón. La escenografía representaba lo que parecía ser una habitación. Sebastián estaba sentado en un diván y Mario contemplaba el cuadro de Saúl que estaba al centro de todo. Entonces tuvo una idea.
Mario: ¡Que comencemos!
Sebastián: ¿Qué?
Mario: Dijo el profe, ¿no lo oíste?
Sebastián: Pero el Individuo no ha…
Uno de los tramoyistas se confundió.
Tramoyista: ¿Qué? ¿Ya?
Mario: Sí, parece que ya…
Sebastián: No, ¡esperen!
El telón comenzó a correrse y la gente comenzó a aplaudir, el profesor Fernando se giró y fue corriendo al escenario pero ya era tarde. El telón estaba abierto y Sebastián y Mario habían entrado a escena. Entonces corrió hasta el controlador de las luces y apagó las luces del lado izquierdo, donde otra habitación era representada, por ahí entraría Saúl.
Fernando: Demonios…
Sebastián miró al público detrás de él y tragó saliva mientras miraba la oscuridad de la otra mitad del escenario. Luego se levantó del diván y se acercó a la pintura.
Sebastián: Ahm… Es tu mejor obra, Basil; lo mejor que has hecho hasta ahora…
Y así, la obra comenzó. Afuera, Saúl y Luisana oían los aplausos mientras Jorge se estacionaba. Los tres bajaron del auto.
Luisana: ¡Nosotros llevamos los trajes a los camerinos, tú ve y entra a escena!
Saúl: ¡Sí!
Saúl entró al teatro Hamlet, algunas personas voltearon a verlo pero la mayoría ponía atención a las actuaciones de Mario y Sebastián.
Sebastián: ¿Qué no piensas enviarlo a ningún sitio? ¿Y por qué, puede saberse? ¿Tienes algún motivo? ¡Qué gente tan absurda son los pintores!
Saúl subió hasta el escenario y se sentó en un sofá que se encontraba entre las sombras del escenario. Ahí comenzó a respirar agitadamente.
Mario: Sé que vas a reírte de mí, pero…
Entonces Mario vio a Saúl, sentado dónde le correspondía estar y le pareció que le sonreía. Sebastián también lo miró.
Mario: …pero te aseguro que realmente no puedo exponerlo. He puesto demasiado de mí mismo en él.
Sebastián tiró una carcajada y se echó en el diván de nuevo.
Mario estaba furioso pero no tanto como él creía que lo estaría, algo dentro de él parecía estar contento de que Saúl pudiera llegar a tiempo.
Mario: Sí, ya sabía que te reirías; pero, a pesar de todo, es verdad…
La obra continuó sin ningún error, aunque Samuel casi se caía al entrar a escena y un chico casi olvidaba que era su turno de hablar. Al finalizar la obra, los actores hicieron el típico ritual de pararse en medio del escenario, tomarse de las manos y hacer una reverencia al público, quienes les aplaudían. La obra había sido un éxito.
Saúl estaba sentado al borde del escenario, ya no quedaba casi nada de público, a excepción de Omar, Jaime y la tía de Sebastián.
Omar: Felicidades, lo hiciste muy bien.
Saúl: …Perdón. Perdóname por ser tan estúpido.
Omar se acercó a Saúl y lo abrazó.
Omar: El mejor amigo es aquel que sabe lo peor de ti y aun así sigue estando a tu lado.
Saúl: Eso lo sacaste de Facebook…
Omar: Sí, pero es verdad.
Saúl volvió a abrazar a Omar mientras Mario y Jaime miraban de lejos.
Jaime: Entonces no te pudiste vengar.
Mario: Pues no, pero eso ya no me importa.
Jaime: ¿Ah no? ¿Entonces?
Mario: Pues de todas formas estoy dentro del taller y hoy tuve una oportunidad de mostrar mi talento, tal vez después pueda conseguir mejores papeles…
Jaime: No si el ruco ese sigue siendo el director.
Mario: Se le tiene que olvidar algún día o tal vez haya otra forma.
Jaime: Pues yo veo esa forma muy obvia… literalmente.
Jaime miró a Saúl de nuevo y Mario lo siguió.
Mario: ¿Qué?
Jaime: Le gustas, enserio le gustas.
Mario: ¿Y eso qué?
Jaime: Que él podría darte los papeles que quieras ahora que el profe está mucho más maravillado con él. ¿Viste cómo lo elogió cuando la obra terminó? Y ya colgó su cuadro allá con los otros, seguro que ya tiene al profe en la bolsa.
Mario: Estás diciendo que yo debo…
Jaime: Enamorar al Individuo para que no te pueda decir que no cuando le pidas favores
Mario miró a Saúl y éste lo miró también, le sonrió y Mario vio en sus ojos y en sonrisa, la clave para conseguir lo que quería.
Última edición por Machucarules el Sáb 10 Jul - 22:00, editado 1 vez
Re: Playlist (Cap. 8)
O sea por qué alguien sin cuenta puede postear mejor que alguien que sí tiene? ¬¬ Son estúpidos xD es todo
Re: Playlist (Cap. 8)
ya vi el problema es que no estaba conectado y yo pense que si
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