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Eterna oscuridad Cap 7

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Eterna oscuridad Cap 7 Empty Eterna oscuridad Cap 7

Mensaje por Gaara Dom 31 Ene - 19:49

Nuevo León
10 de marzo de 2024
9.21 h


La mujer caminaba con pasos rápidos pero bien medidos habían pasado ya veinte minutos desde que debió haber estado ahí, la estarían esperando, sin duda, pero no le importaba, después de todo no era que quisiera celebrar esa fecha con mucho entusiasmo.
Estaba vestida de manera elegante, demasiado elegante para el lugar en el que entraba, pensaba la gente que la veía pasar.
Merecen respeto, está es una forma de demostrárselos incluso aunque estén muertos, pensaba ella.
Caminaba entre lápidas desconociendo la mayoría de ellas puesto que no se le apetecía «conocer la vida de los muertos».
Apresuró el paso sabiendo que estaba a punto de encontrarse con «el punto de reunión» y con los demás. Pero cuando llegó sólo vio a una persona.
Lo reconoció al instante, incluso con esa forma tan elegante que él llevaba (igual que ella) quizá también demostraba su respeto, pensó. Llevaba un pantalón y un saco color gris, zapatos negros bien lustrados, una corbata roja con rayas negras que no desentonaba en su atuendo frente a la camisa blanca que llevaba, su pelo negro estaba corto y peinado de forma cuadrada. En el aspecto no había cambiado mucho de como lo recordaba, aunque notó que estaba más alto y más delgado cuando se paró junto a él.
Él se percató de ella antes de que llegara, también se dio cuenta de su elegante atuendo que constaba de una falda, saco y unos tacones negros, su camisa a botones era de un color lila oscuro, casi morado, y su pelo se hallaba lacio y un poco más largo de lo que recordaba. Igual que él, ella había perdido algunos kilos pero su altura no se había incrementado muy notoriamente.
—¿Y los demás? —preguntó ella en tono casi acusador.
—Depende —fue la respuesta sardónica—. Si con los demás te refieres a “todos” pues algunos ya se hallan aquí, esparcidos por aquí y por allá.
—Sabes a lo que me refiero —puntualizó con firmeza.
—Bueno, debo asumir que con “los demás” te refieres a… bueno a los que están en nuestra situación. Y por si no lo has notado, aun no llegan.
—Pero vendrán ¿No es así?
—Oh, ya lo creo. Por lo menos eso espero, tengo tiempo de no verlos ¿Sabes?
—Sí, también yo. ¿Cuánto ha pasado?
—Más o menos tres años, eso creo, no es seguro.
—Sí, ha pasado mucho —dijo más para si misma que para él.
—Por lo menos espero que cuando lleguen, al menos tengan la amabilidad de saludar a sus viejos amigos —agregó, mirando al suelo.
Entonces ella se dio cuenta de que, en efecto, no lo había saludado ¿Cómo lo había olvidado? Se apresuro a disculparse y a tenderle la mano.
—Perdón. Buenos días Doctor Alonzo —dijo con jovial formalidad.
—Hola, Doctora Martínez —respondió a modo de burla. Y agregó—: Sólo dime Paco, yo puedo llamarte sólo Pilar ¿Verdad?
—Quítale el «sólo» y considéralo un trato —habló de forma más casual y a su vez más relajada. Como si el ser tan formal fuera forzoso para ella.
Ambos miraron la lápida que estaba frente a ellos y la contemplaron por unos segundos sin decir ni una palabra. Ella rompió el silencio:
—¿Te lo imaginabas? —preguntó con tono nostálgico y sin esperar respuesta continuó—: Digamos, hace unos dieciséis años, ¿Creíste que terminarías aquí?
Ahora sí, aguardó espacio para la respuesta.
—Me lo imaginaba diferente, pero sí. Estaba yo aquí parado con cuarenta años más mientras miraba la lápida del último que había muerto burlándome de cómo yo duré más tiempo que todos ustedes, tú no eras tú, eras Carla y me mirabas esperando a que cayera sin vida en cualquier segundo—respondió sonriendo.
—Es cierto, Carla. Habría vivido más que todos nosotros… —en un tono más triste agregó—: Sólo puedo imaginarme a Viridiana riéndose cuándo Carla…
—¡Ya! Dejemos de hablar de cosas tan malas
—Al menos no hablamos de Eugenia —alegó con una sonrisa falsa.
Mono—No hablen de cosas tan terribles en un lugar como este, los muertos podrían asustarse —dijo la voz de otro hombre detrás de ellos.
Pily—¡Said! —gritó Pilar con alegría—. ¡Cuánto tiempo!
Mono—Mucho, lo reconozco —fue la contestación del trajeado hombre que respondía al nombre de Said—. Pero ha sido más el de ellos —agregó mirando la lápida.
Pako—Dime, Ricardo ¿Has hablado con alguien de aquello? —preguntó secamente Paco.
Mono—Dios mío ¡No! —Ricardo Said Kislev parecía ofendido—. ¿Por qué lo dices?
Francisco buscó entre las pertenencias de su bolsillo y sacó una hoja de papel arrugada, extendió el brazo hacia Ricardo y agitó el papel. Este último lo tomó, desdobló y miró.
Pily—¿Por qué a mí no me lo preguntaste? ¿Y por qué de mí sí te quejaste por no saludar? —Ninguno pareció escucharla y un poco asustada preguntó—: ¿Qué es eso?
Pako—El motivo de este encuentro. La razón por la desconfianza. Lo que me ha quitado el sueño. Y lo que probablemente…
El papel había caído de las manos de Ricardo, Pilar lo contempló mientras caía. Era una nota, las letras eran recortes de periódicos y decía: «15 años son un respiro, aun no termina, pero pronto terminará…»
Pako—… nos causará la muerte a los que quedamos —finalizó Paco al tiempo que el papel tocaba el suelo.

Pily—¡No es posible! —gritaba Pilar al tiempo que caminaba de un lado a otro
Pako—Pero lo es, alguien nos delató —susurró Paco más para él que para alguien más.
Mono—¿Cómo demonios ocurrió? —preguntó Ricardo
Pako—Sencillamente, uno de los que quedamos nos ha delatado
Mono—¡Joder! Tengo una puta vida, esa parte de mí quedó atrás junto con todos ustedes, ya no debería saber nada sobre… sobre algo así
Pako—Precisamente por eso desconfíe algo de ti
Mono—No, no fui yo quien nos delató. Prometí no saber nunca de ustedes, igual que esta puta —señalaba la lápida en la que se hallaba inscrito «Verónica Molina, zorra hasta la muerte y después de ella “Ven Dios, ven”», en su tiempo resultó gracioso—. ¡Y eso hice! Ni siquiera los mencione alguna vez ¡Enterré todo!
Pily—Cálmate Ricardo, estar así no nos lleva a ningún lado —aunque trataba de tranquilizar a Said, Pilar sonaba incluso más nerviosa que él. Y dirigiéndose a Paco preguntó —: ¿Cuándo recibiste eso?
Pako—Hace dos noches, no fue por el correo. Estaba bajo mi puerta
Pily—¿Sabes quién te lo envió?
Pako—No, pero tengo mis sospechas
Pily—¿Quién?
Pako—Definitivamente uno de nosotros
Pily—¿Le has contado a alguien más?
Pako—Ustedes son los primeros, desde luego no los últimos, ya quedé de verme con los demás en un rato
Mono—¿Por qué de forma separada? —preguntó Ricardo con sincera curiosidad después de su ausencia en la charla.
Pako—Confío más en ustedes que en los demás, después de todo ustedes fueron los únicos que estuvieron junto a mí siempre
Pily—Fue uno de ellos ¿Verdad? —más que una cuestión fue un deseo
Pako—No lo sé, Pilar. Pero es probable.
Mono—¿Y quién más si no fueron ellos? ¡NO! ¡Mierda!
Pily—Por favor, cálmate
Mono—¡No me pidas que me calme! Pídeme que vaya y los mate, pídeme que me suicide, pídeme que arroje todo a la mierda ¡Pero no me pidas que me calme!
Pily—Ricardo… —parecía que lloraría en cualquier momento
Pako—Hablaré con ellos
Mono—Crees que te digan «Sí paquito, yo envié esa nota. Es que quiero terminar lo que ella no pudo» ¡Una mierda!
Pily—¿Quién querría terminar lo que empezó esa loca? —Pilar casi lloraba
Mono—¡Alguien igual de loco!
Pako—Los amenazaré, la policía podría…
Mono—No harán nada, no te hagas el tonto
Pily—Ricardo debes…
Mono—¡Largarme! ¡Váyanse a la mierda! No me llamen de nuevo que no responderé. Si algún idiota trata de matarme se va a llevar un buen susto. Si lo llego a matar, les aseguro que no será por «defensa propia». Se arrepentirá de haber intentado nada. Y ustedes… ¡No los conozco!
Terminando de decir eso dio media vuelta y recorrió el camino a la salida a grandes zancadas.
Pily—Pero todos murieron Paco…
Pako—Pues al parecer, no fueron todos…

Oteando desde lo más alto del enorme cementerio, con la confianza de tener el anonimato de su lado, la lujuria había tomado forma.*

Pily
Conducía su coche por una avenida muy transitada, los constantes semáforos la ayudaban dándole tiempo para que pensara en los: quién, cómo y porqués de lo que ahora sucedía.
No ha terminado.
No lograba responderse, habían pasado años desde que se respondía las cosas a la manera fácil, el “porque…” había dejado de existir para Pilar Martínez.
Todo por culpa de esa maldita loca.
Y en cierta forma, también mía, pensó.
Decidió no trabajar ese día, de cualquier modo aunque hubiera ido no se habría concentrado en otra cosa que no fuera eso…
No ha terminado.
Era lo único en que pensaba, no podría dormir, pero lo intentaría. No quería ver a los «posibles traidores» por eso se había marchado poco antes de la hora que su amigo le había dicho que se reuniría con los demás.
No ha terminado.

Pako
Paco pensaba pausadamente las palabras apropiadas que emplearía para profundizar en el pozo de las preguntas que lo perturbaba. Platicar con Pilar lo puso un poco positivo pues pensaba que podía plenamente confiar en Pilar para los pasos posteriores. Con palabras perezosas pudo prevenirla para que pudiera pensar sin precipitarse. Paco palidecía al pensar que ella podría haber paliado todo pero procuraba despojarse de patéticos pensamientos poco positivos.
De algún modo se había sentido muy preparado como para mantener una charla con sus dos amigos que acababan de marcharse, no así con los que estaban a punto de llegar. Ahora que lo meditaba mejor se daba cuenta de que eso no había sido buena idea.
Por Dios ¿Qué les voy a decir? “¿Alguno de ustedes quiere matarnos?”, pensó.
Huir en ese momento sería lo más correcto, quizá lo señalarían como un cobarde pero ¡Qué se jodan! El valor y la estupidez son cosas totalmente diferentes. Como había escuchado una vez: “A veces para huir se necesita mucho valor”.
Sí, me iré. Les llamaré una vez que me prepa…
Hombre Misterioso "HM"—¿Paco? ¿Eres tú? —dijo una voz detrás de él pero éste se limitó a escuchar.

Mono
Es una terrible coincidencia, un horrible juego de niños, una espantosa broma de mal gusto. Es que sencillamente era imposible. Todo había terminado ¿No? ¿Quién jodidos había enviado esa nota? No, no se trataba de nosotros era… pero la fecha, dice que fueron quince años “de reposo” y precisamente eso ha pasado desde… ¿Por qué sólo a Paco? Nadie más ha recibido ninguna nota, al menos yo no y al parecer Pilar tampoco. ¿Y si todo eso se lo inventó él? Era lógico, él había sufrido mucho como los otros… No, Madison sufrió más… ¿Dónde estará Madison? ¿Seguirá con vida? Alguien debe… ¡Mierda! Ya se había solucionado. Todo había sido preciso, todo había encajado en su lugar, todo había sido perfecto… Quizá demasiado perfecto… En aquel momento así lo pareció… Paco… mi viejo gran amigo y ahora el peor de los cabrones. Eres tú cabrón, no te hagas el inocente yo lo sé, no sé cómo, no sé por qué pero lo sé…
Los pensamientos de Ricardo daban vueltas en su cabeza, no había sido capaz de avanzar más de dos metros en su coche por lo que aparco casi en el mismo lugar donde se había detenido la primera vez para ir a su reunión. Ahora iba en taxi de camino a su trabajo, el chofer hablaba con Ricardo contándole algo sobre su carrera, sus hijos, su trabajo o tal vez era sobre el trabajo en la carrera de sus hijos, era cierto que a Ricardo no le interesaba en lo más mínimo pero justo en ese momento no lo escuchaba por que tenía mejores cosas en qué pensar.
La traición de mi amigo por ejemplo.
Había mandado a uno de los «chicos del trabajo» a que recogiera el coche, le indicó la dirección del cementerio la reacción del muchacho le evidenció que él ya conocía el lugar «¡Es el cementerio principal idiota! Todos saben dónde está» leyó en sus ojos pero no le importó. A continuación le dijo el lugar exacto en el que había estacionado su auto y está vez no leyó más que la afirmativa del chico.
Mono—Y pronto por favor, necesito descansar —concluyó al fin.

Paco contempló las personas que acababan de sorprenderlo por la espalda, no precisó contarlos para saber cuántos eran. Los demás, pensó, los condenados.
Pako—Ya están aquí, los esperaba un poco…
Hombre Violento "HV"—¿Qué quieres? —interrumpió bruscamente un hombre que él ya conocía bien.
Quizá no lo suficiente.
Pako—Empezó otra vez —dijo secamente—. Me enviaron una nota en la que…
HV—No bromees conmigo, cabrón
Pako—¿Me vas a dejar hablar de una jodida vez?
HV—Habla, pues
Pako—Recibí está nota afirmando que lo que empezó hace quince años terminará ahora
HM—¿Alguien más ha recibido una nota similar? —preguntó otro hombre un tanto desconcertado.
Los demás negaron con la cabeza.
Pako—Por alguna razón fui al único al que…
HV—¡No me jodas! Piensas que te vamos a creer
Pako—Es tu decisión si me quieres creer o no, yo cumplo con advertirlos a ustedes.
HV—Pues no, no me lo creo —dijo el primer hombre a modo de respuesta de una forma casi violenta—. Si ya no se te ocurre otra manera de cómo jodernos la vida, no recurras a cosas tan bajas como esta.
Pako—Podríamos ser atacados, quizá hoy… —alegó Paco
HV—¿Por quién? ¿Por ti? Crees que nos vamos a tragar ese jodido cuento de «sólo yo recibí una nota en la que nos amenazan a todos»
Pako—No soy yo quien más mentiras ha dicho, te lo recuerdo —era como si esa respuesta hubiera sido el puñetazo devuelto después de todos los demás golpes recibido.
HV—¡Jodete! —y se fue.
Mujer Desconocida—No me agrada, pero estoy de acuerdo con él. No te creo una sola palabra —dijo una mujer, fue su único comentario y también se marchó.
Pako—Es triste que piensen así… —su voz se había quebrado, no quedaba ni rastro de la voz que había usado para atacar anteriormente. Se quedó mirando como se alejaban todos. Solo un hombre permaneció en su lugar. El primero que había hablado y había participado poco en la conversación.
HM—Me da gusto volver a verte Paco —dijo sonriendo.
Pako—Lo mismo digo —y al terminar esas palabras ambos se fundieron en un abrazo que duró sólo unos segundos. Se separaron y agregó—: Tú si me crees ¿Verdad?
Paco se quedó en silencio esperando una respuesta.

Mono
Mientras esperaba en la calle la llegada de su coche, miraba y miraba su reloj como si su fin estuviera contado y él verificara cuánto tiempo le quedaba. Ansiaba llegar a su casa, darse un baño con agua caliente durante algunas horas antes de tirarse a su cama a descansar.
Sólo eso.

Pily
Pilar meditaba las posibilidades, aun recordaba su plática con Paco por la mañana. Intuía de alguna manera que sabía la respuesta, aunque lo ignoraba era similar lo que ocurría con Ricardo, él también creía conocer la respuesta. ¿Ambos estaban en lo cierto? ¿Ambos estaban equivocados?
Estaba tendida en su cama aun con la ropa formal de esa misma mañana, perezosamente pensaba si quizá se dormiría así.
Si lo que Paco decía era verdad, corrían peligro. No sólo ellos dos. Todos.

Mono
Muchacho X—Aquí está su auto señor Donjuan —dijo el joven a Ricardo.
Gracias, escuchó de Said.
Muchacho X—Diviértase —agregó el muchacho al tiempo que le guiñaba un ojo.
Esto último lo desconcertó pero hizo caso omiso.

Pily
Contemplaba antiguas fotos de su época de adolescente, algunas fotos estaban empapadas en lágrimas que no paraban de manar de sus ojos
Peligro.
Tenía un sistema de seguridad en su casa, lo había mandado instalar tiempo atrás. Vivía sola desde hacía mucho tiempo.
Miró una foto.
Estaba ella aproximadamente con unos dieciséis años más o menos ¿Había sido una fiesta? ¡Qué pena! Lo había olvidado. Ella estaba en el centro de la fotografía, a su lado derecho estaba su amigo apodado Machuca, a su lado izquierdo estaba Mariano. Ella sonreía. Su sonrisa era falsa. No pudo evitar llorar aun más.
Miró otra foto.
La situación era parecida, se veía un poco más grande. De nuevo estaba ella en el centro y ambos a sus lados. También sonreía. La sonrisa era verdadera.
Eso la hizo sentir mucho peor y se tumbó en su cama mordiendo la almohada para no gritar mientras las lágrimas brotaban incesantemente empapándole la cara, no supo en qué momento exactamente, pero después de un momento de llorar se dejo poseer por la oscuridad…

Un mancebo aparecía en medio de la negrura, caminaba felizmente sin ningún rumbo riéndose de una forma que hacía pensar que se estaba burlando de algo. En un momento dado se topaba con un hombre adulto el cual tenía aspecto de mendigo y una cara de pocos amigos. Despedía un olor inconfundible. El joven pateaba al hombre en el estomago y éste caía mientras el chico seguía riendo…

Mono
Subió a su coche y lo puso en marcha. Su mente había logrado tranquilizarse sólo un poco pero lo suficiente como para sentirse más calmado. Recorrió un par de calles completas y fue entonces que se dio cuenta de que algo no andaba bien.
—Tranquilo, no hagas escándalo —dijo una voz seductora en el asiento trasero.
Su miedo y su excitación crecieron proporcionalmente.
—¿Por qué? ¿Quién eres? No tengo nada que ver contigo —señaló Ricardo para hacer entrar en razón a «Voz»
—Tranquilo, cariño. No te exaltes —y mientras chasqueaba la lengua uno de sus dedos recorrió el cuello de Ricardo haciéndolo estremecerse de placer y terror.
Su voz era tan apasionada que era difícil concentrarse en el volante por lo que antes de percatarse de una señal de ALTO tuvo que frenar bruscamente sacudiéndose por completo aunque le pareció que «Voz» ni siquiera se había inmutado.
—¿Quién eres? —preguntó Ricardo
—Calma, amor. Todo a su tiempo —hablaba con dulzura, cada palabra lo hacía excitarse más.
Voz tenía una voz asexuada. No sonaba como una mujer muy varonil, ni como un hombre afeminado. Simple y sencillamente era una voz extremadamente seductora.
Ricardo seguía conduciendo, no sabía a dónde quería ir Voz por lo que sólo seguía su camino a casa.
—¿Quién eres? —insistió Ricardo
Está vez Voz no contestó. Ricardo trataba de ver por el espejo para encontrarse con alguien atrás, pero se hallaba en un punto ciego de los tres espejos. No sabía si Voz llevaba algún arma por lo que no quería hacer un movimiento que desatara su furia.
En algún momento se podría distra…
Sintió una cálida y húmeda lengua recorrer su nuca. Su excitación y su miedo crecieron descontroladamente. Sentía ganas de irse a la parte trasera y penetrar a Voz cuantas veces pudiera antes de que el auto sin control se estrellara en algún lado. No le importaba destruir su coche (o su vida) a expensas de complacer sus deseos con Voz. Quería hacerle sentir tanto dolor como placer, lo más que pudiera dar.
Sintió una uña, larga y filosa, penetrarle en un lado derecho del cuello.
Su sangre comenzaba a manar a chorros y perdió el control del auto. Se estrelló cerca de un callejón.
Sólo por este día… debí optar por una calle más transitada…
Voz se abalanzó hacía la parte delantera.
Ricardo deseaba hacerle sufrir, hacerle gemir de dolor y placer, tanto como el miedo que sentía él en ese instante el cual era inmensamente grande.
Voz pareció leer sus pensamientos.
—¿Deseas joderme, cogerme, cortarme, matarme? —decía mientras metía su mano en el pantalón de él sujetando su miembro endurecido, inundándolo en placer.
—¡Más que nada en el mundo! —gritó él a punto de llegar al clímax.
—¿Deseas saber quién soy? —rugió Voz mientras lo mordía en el pecho.
—¡Sólo deseo penetrarte! ¡¡Hacértelo totalmente!!
—¿Sabes qué deseo yo? —su voz sonaba más calmada, ya no sonaba asexuada. Ricardo se percató de eso.
Ricardo estiró su brazo y tocó el sexo de Voz.
—Deseo matarte como el jodido animal que eres
Voz levantó su mano mostrando un cuchillo de cocina, parecía filoso. Levantó su otra mano, llevaba un revólver.
Clavó el cuchillo en el abdomen de Ricardo, muy cerca de su miembro que por poco creyó que se lo cortaría. Disparó a su hombro derecho para inmovilizarlo pero Ricardo no oyó ruido alguno, cortaba su hombro izquierdo como si lo quisiera separar, pareció darse cuenta que un cuchillo no atravesaría el hueso ya que desvió el arma blanca en dirección a la cara haciendo cortes y haciendo manar la sangre de manera descontrolada.
Nunca en su vida había sentido dolor físico de esa manera.
Voz iba a penetrar su corazón, literalmente. Y justo antes de llegar… desapareció.
Ricardo se incorporó, no tenía cortadas, no tenía heridas. El dolor había desaparecido.
Se sentía bien. No. Se sentía muy bien. No. Se sentía excelente. Rió sin darse cuenta había una paz en su sentir como nunca, estaba tranquilo. A su lado estaba Vero, sonriéndole.
Ricardo caminó junto con ella, ya ni siquiera se acordaba de Voz ¿Qué le habría pasado?
No le interesaba. Caminó sin saber a dónde y sin percatarse de que la oscuridad se aglomeraba detrás de él…






*El decir "la lujuria había tomado forma" no quiere decir que el pecado, el deseo carnal, se halla juntado convirtiéndose en un "objeto", o un "demonio". Sólo es una metáfora.


Última edición por Gaara el Dom 18 Jul - 13:16, editado 4 veces
Gaara
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Eterna oscuridad Cap 7 Empty Re: Eterna oscuridad Cap 7

Mensaje por pako_tigres Lun 1 Feb - 0:22

mariano no se ve quien dice las cosas subelo de nuevo y lo leo ¬¬

pako_tigres
Jounin
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Eterna oscuridad Cap 7 Empty Re: Eterna oscuridad Cap 7

Mensaje por pako_tigres Lun 1 Feb - 22:11

andale que diferencia ya entendi me dio risa el HV, HM y MD aunque tengo sospecha de el HM y MD quien eran hahahahaa

pako_tigres
Jounin
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